Por el norte de Manabí (Canoa-Cojimíes / Ecuador)

Es muy difícil hacer justicia con la belleza natural. Siguiendo el humano, y muchas veces pretensioso instinto de querer captar esa belleza, a veces me atrevo a intentar reflejar en fotografías esos paisajes y matices que han deslumbrado mi retina. La costa de ese territorio conocido desde hace un par de siglos como Ecuador, me ha permitido ver su luz desde hace tres décadas. Mi fascinación por la provincia de Manabí es algo que viene desde muy lejos, es algo que llevo adentro de mi ser, es una parte de mí de la que estoy muy orgulloso y que despierta siempre curiosidad. Mi identidad tiene que ver mucho con Manabí, con su tierra, con su gente y con la forma de entender y pasar por este mundo. Pienso siempre en mi pasado manaba, está presente y tengo siempre la ilusión intacta que sea también futuro.

Allá por 1995 con mi papá y mi hermana fue la primera vez que viajamos desde Quito hasta Crucita, por la que entonces se llamaba la Vía Marginal de la Costa. Luego de haberla recorrido junto a dispares compañeras y compañeros de viajes, casi treinta años después, logramos volver a encontrarnos para recorrer otra vez el camino, esta vez de abajo hacia arriba. La entonces vía marginal, es ahora Ruta del Sol, un espectáculo para el alma que tuve la suerte de recorrer en la segunda parte del tramo que mi hermana y papá iniciaron en Santa Elena, al que me incorporé en Manta y llegamos hasta el estuario del Río Cojimíes.

Mis fotos son tan injustas como subjetivas. Una pequeña partecita de un abrumador todo. Todo es más bello, todo es más dulce, todo es más sabroso, más colorido, más sonoro, más brutalmente natural. Este es mi minúsculo homenaje a una tierra generosa a la que amo y agradezco por todo lo que me ha sabido regalar, es tan sencillo como sincero, igual a mi eterno deseo de volver.

Bahía de Caráquez

Canoa

Playa Cristal

Cojimíes

Cococosolo Lodge
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