Es mejor asumirlo, no queda otra, aunque ya están en las góndolas desde hace más de un mes, la oferta de turrones y dulces navideños se intensifica y con eso mejor correr un agujero más al cinturón y suspender toda clase de régimen alimenticio o dieta.
Así que mejor sincerarse, liberarse, asumirlo y decir lo que dejó en un mensaje a su familia un amigo rellenito de mi tío luego de un par de tenebrosos días de control de ingesta alimenticia: “Dieta a la mierda…”.
