MIS CAMISETAS: MICHAEL JORDAN – Poder hacerlo todo

Michael Jordan es, para algunos periodistas especializados en deporte, el mejor deportista de la historia. La afirmación de gente que sabe del tema se sustenta en que además del talento natural con el que nació el hombre nacido en New York (1963), nunca dejó de trabajar para mejorar en cada uno de los aspectos de su juego, eso le permitió convertirse en el jugador dominante que supo ser durante la década de los 90, en la que fue el indiscutido mejor jugador del mundo de basquetbol y logró convertirse en una estrella global del deporte. Reconocido como uno de los deportistas más completos de la historia, se le atribuya además un poder que ha sido esquivo a los humanos a lo largo de nuestra historia: poder volar.

Jordan, quien actualmente es accionista de la franquicia del la NBA Charlotte Hornets de Carolina del Norte, empezó a destacar en el basquetbol universitario en la Universidad de North Carolina, en donde puso las primeras piedras de su leyenda con el dorsal 23, numero que se convertiría en su impronta en su triunfal camino hacia el trono, y a ser considerado por muchos expertos como el mejor jugador de basquet de todos los tiempos.

En 1981 ingresó en el equipo de la Universidad de Carolina del Norte, y dos años después fue elegido mejor jugador de la temporada universitaria, distinción que recibió de nuevo en 1984. En el verano de 1984, cuando Michael Jordan ya era conocido en Estados Unidos con el apodo de «he can do it all» («puede hacerlo todo») formó parte de una de las mejores selecciones norteamericanas de baloncesto que, bajo la dirección de Bobby Knight (entrenador de la Universidad de Indiana), se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles (1984).

Esta camiseta clásica de Jordan cuando inició su mito, me la regaló mi mamá (mi principal fuente de regalos y de camisetas), en realidad se la pedí con insistencia y me la trajo en una de sus visitas allá por 2009 (ella vive en Charlotte). En un principio no la pude usar porque era demasiado grande, por lo que tuve que pedirle a mi tía Sole, quien es muy hábil con la costura, que le quite un par de centímetros de tela. 10 años después parece que es hora de pedirle a mi tía Sole que le devuelva la tela, porque la talla original ya no me vendría demasiado holgada. Es una camiseta que inspira a poder hacer cosas que estén más allá de nuestro alcance.

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