OPINÓN: Del fútbol al fútbol digitalis

El fútbol lo hemos jugado y lo jugamos muchísimas personas en el mundo, de diferentes edades, géneros y condición social. Estadísticamente, de toda la gente que lo ha jugado, ni el 10% ha llegado a jugarlo de manera profesional. Ya metidos en el último año de la segunda década del siglo XXI, la idea de fútbol profesional ha mutado hacia un juego desnaturalizado, que espero en toda su dimensión amateur sobreviva al mal uso que en algunos lugares se da a la tecnología, en el que por citar un ejemplo no menor, se ha perdido tristemente la esencia de los orgasmos libres de condición que en fútbol se llaman goles.

Ahora el desahogo que explota en el grito del gol, conlleva incertidumbre. Existe una posibilidad alta (o no) de que anulen la conquista. Tu grito queda hipotecado a lo que desde arriba decidan humanos quienes con sus particulares subjetividades y sus equipos tecnológicos, interpretan la acción y deciden si vale (o no). Puede que tomen en cuenta (o no) un fuera de juego milimétrico, o que un contacto en la disputa del balón sea juzgada como falta (o no). De repente tu gol puede anularse (o no) por la voluntad de los de arriba. Deciden desde un cuartel con instrumentos tecnológicos de supuesta precisión, humanos a quienes no se ve ni están expuestos como el resto de protagonistas, lo que se sanciona ( o no), de acuerdo a sus percepciones y también a ¿intereses corporativos, nacionales y transnacionales?.

Al final todo depende de la ética con la que actuemos los humanos. Antes las decisiones dependían de una terna arbitral, en la que un juez central con el apoyo de 2, en algunas competiciones de 4 asistentes, quienes desde dentro de la cancha jugaban su partido. Con sus aciertos y errores tenían incidencia en el resultado final. Así lo seguirá siendo, menos mal, en la gran mayoría de campeonatos de fútbol amateur que se jueguen en los campos del mundo, en muchísimos casos ni siquiera árbitro se necesitará para jugarlo, simplemente la ética de los jugadores que saben que respetando las reglas escritas y no escritas del juego, se debe ganar o perder con el mayor grado de deportividad posible.

La buena noticia es que el fútbol es tan del pueblo del mundo que es imposible corromperlo en su totalidad. El 90% del total del fútbol que se practique en este planeta seguirá siendo el juego divertido, de contacto físico, algunas veces justo y otras no, en el que se parte de la incertidumbre del resultado final y en el que quien tiene más recursos técnicos, estratégicos, fisiológicos y mentales, tendrá siempre más posibilidades de imponerse.

La mala nueva es que en el fútbol profesional ya no es ese juego continuo de contacto físico permanente, atractivo, muchas veces injusto y sufrido, en el que parecía que se reflejaban y desvanecían nuestros más íntimos deseos y los de nuestras sociedades. El uso de la tecnología por una parte le ha quitado ritmo al juego, se puede parar muchas veces y en lapsos demasiado largos; por otro lado, los árbitros se han quitado un poco (o mucho) la responsabilidad de tomar decisiones y ya no son la máxima autoridad del partido, por lo menos en la práctica, ahora la última palabra la tiene un comité que apenas se ve como actúa, lo que le quita automáticamente la trasparencia que en teoría si se podía ver en el accionar de los jueces de campo.

Como buen sudamericano futbolero, desde que tengo uso de razón la Copa América a nivel de selecciones, y la Copa Libertadores de América a nivel de clubes, son los torneos por los que los aficionados sentimos mayor atracción en el subcontinente. Ambos torneos terminaron con dos equipos campeones, que si bien fueron los mejores en rendimiento en su respectivo torneo, también serán recordados merecida o inmerecidamente, según su interpretación personal, por la sombra del VAR.

En el caso de River Plate en la Libertadores el VAR fue totalmente decisivo para que el cuadro Millonario accediese a la final; luego y tras los vergonzosos hechos acontecidos en en la vuelta de la final contra su archirrival Boca Juniors, cuando se destapó una holla de grillos de la que increíblemente salieron impunes la Ciudad de Buenos Aires como organizadora del bochorno, el gobierno argentino, las entidades gubernamentales responsables, la CONMEBOL y todos los implicados en el vergonzoso espectáculo que se presentó en el estadio Monumental de River, lo único que se hizo fue que la final se disputase en España, aprovechando el tirón de los clubes y anteponiendo el negocio al prestigio o credibilidad del fútbol sudamericano que coronó a un campeón de su máxima competición regional en territorio europeo.

En lo referente a Brasil, que fue con diferencia el mejor equipo de la Copa América 2019: marcó 13 goles, apenas recibió 1, ganó 4 partidos, empató 2 y tan solo necesito una ronda de penales para avanzar a la final, quedó la sensación que cuando la estaba pasando mal en la semifinal, contó con la colaboración de la sala de máquinas del VAR que omitió una infracción penal sobre Kun Agüero que suponía la posibilidad de que Argentina se acercase al 1 a 1 y que a la contra supuso el 2 a 0 del local.

Incluso el medio brasileño ‘Globoesporte’ informa que el equipo del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien estuvo presente en el Maracaná, habría usado la misma frecuencia de radio por la que debía comunicarse el sistema de videoarbitraje, el medio alerta sobre una posible injerencia en el canal de comunicación entre jueces. Insólito. Luego vendría otra omisión de los encargados del VAR que dejaron pasar por alto una infracción penal clara (usando los criterios del VAR) de Arthur a Otamendi que hubiese dado la posibilidad a Argentina de acercarse en el marcador y dar pelea en los últimos minutos.

El equipo VAR, con el juez uruguayo Leodán González a la cabeza, opinó que en ambas acciones el central no tenía que ir a observar la acción, cuando a lo largo del torneo se revisaron hasta faltas de amonestación, cuando el protocolo no indicaba que debieran revisarse. El caso es que por azar o, lo que puede ser peor, por ser el más capacitado, Leodán González es el mismo que vio el finísimo penal por mano que le dio a River la clasificación a la final de la Copa Libertadores 2018 frente a Gremio. 

Rivaldo, quien fuera gran figura de la selección verdeamarela a principios de este siglo, luego del clásico Brasil vs. Argentina realizó una sentencia con la que concuerdo al 100%: «Claro que Argentina tiene razones para quejarse. Brasil tiene mejor equipo que  Argentina ahora mismo y seguramente los de Tite habrían ganado sin estos errores, pero hubo dos penaltis a favor de los argentinos en los que el VAR no quiso actuar».

Por último cuando Brasil jugaba los últimos 20 minutos de la final con un hombre menos y Perú se crecía en los minutos postreros, el chileno Roberto Tobar señaló un penal a Everton, en una jugada que si le pregunta a cualquier brasileño común diría que fue penal, y si le pregunta a un argentino sería carga legal hombro contra hombro.

Un caballero del fútbol como Ricardo Gareca, luego de sufrir la primera derrota en una final en su extensa carrera como entrenador, cuando opinaba en la rueda de prensa postpartido sobre las estridentes declaraciones de Lionel Messi, quien tras sufrir su segunda expulsión en más de 800 partidos disputados, declaró tras el partido del tercer y cuarto puesto, que el torneo estaba armado para que lo ganase Brasil y acusaba de corruptos a los personeros de CONMEBOL, reconoció que el campeón es un equipo muy sólido y quiere creer que la introducción de la tecnología está hecha para mejorar, y que si bien respeta la opinión de Messi, para hablar de corrupción hay que tener pruebas.

“Defiendo todo lo que tenga que ver con Sudamérica, tenemos que tratar de ver que no todo lo que viene de afuera es lo mejor, porque no es lo mejor para nosotros, tenemos que ver que es lo bueno que hay y adaptarlo a nuestras condiciones”. El adiestrador argentino Gareca completaba su intervención haciendo un pedido en el que, sin quererlo ni merecerlo, quedó en fuera de juego: “(…) no dejemos que se enfoque a Sudamérica como corrupta” insistió.

Con mucho dolor y asumiendo la responsabilidad de tratar de acercarnos a la verdad que tenemos los periodistas, hay que decir que la mesa está servida desde hace tiempo y que las pruebas del manejo turbio de CONMEBOL están a la vista de todos, y que la corrupción en el fútbol no es más que un reflejo de la corrupción institucionalizada que campea en incontables espacios de Latinoamérica. Primero, revise las cárceles de Sudamérica y allí encontrará a expresidentes de federaciones de fútbol presos por manejos corruptos y sobornos. Después fíjese en la realidad política de los países que participan: expresidentes y altos mandatarios de casi todos los países en la cárcel por corrupción y sobornos.

Luego, desde que mal usando la tecnología la CONMEBOL condujo a River y Boca a la final de Copa Libertadores en 2018, quedó claro lo que podría pasar en adelante cuando la tecnología sea utilizada por humanos para los que la ética, no es más que un simple concepto filosófico pasado de moda que jamás podrá estar por encima de los intereses de los grupos de poder económico y político del mundo.

Si no es cuestión de corrupción lo que han mostrado los dos últimos torneos grandes de Sudamérica, nos queda señalar a la intransigencia, a la ineptitud o a la avaricia de COMEBOL, que viene demostrando que no es capaz de gestionar un VAR lo más decente posible: que no se tarde tanto en tomar decisiones, que tome decisiones de alto nivel técnico, que realice un trabajo coordinado birideccional que se aplique solo a las jugadas que permite el reglamento de uso de la tecnología.

Michael Boys, coordinador general de eventos FIFA,  explicaba que el “VAR a la sudamericana”, como se denominó al sistema que se usó en la Copa América, con menores recursos tecnológicos que en las competencias organizadas por la FIFA o la UEFA, cumple con la norma. “El sistema que se usa en la Copa América es certificado. Debe pasar por una aprobación de la FIFA. El VAR tiene dos grandes áreas: una de ellas es la parte técnica y hay pequeñas diferencias, como el número de cámaras. En un Mundial se cuenta con 32 cámaras. Si se cuenta con 12 o 16, hay menos posibles ángulos. Estando dentro del rango, hay menos cámaras. Relacionado con eso está el número de VAR asistentes. Se ve menos gente que en el Mundial, porque se necesita menos gente para menos cámaras”. Es decir un VAR barato que puede (o no) ayudar al principal objetivo de la introducción de la tecnología: que el juego sea mas justo.

Este año seguí la segunda parte de la temporada de la primera división española. Con el VAR sufrieron muchos equipos como el Levante y otros que pelearon por quedarse en la categoría; el Real Madrid también fue perjudicado una vez cuando no le pitaron un penal con el VAR , pero ahí Florentino llamó directamente durante el partido al presidente de La Liga a exigir explicaciones. En adelante la gran mayoría de jugadas polémicas favorecieron al equipo más ganador de Europa. En España escuché a varios comentaristas radiales especializados en arbitraje, suplicar porque aprendan de la aplicación que hacen para las competiciones europeas.

En Europa el VAR es aplicado en la Champions y competencias europeas de selecciones con bastante éxito, y a pesar de decisiones polémicas, así como pasó en el Mundial de Rusia: intenta no cortar demasiado el juego y ayuda a acercarse a que el juego sea más justo, eso si, no hay que olvidar que al final es un tema de interpretación de humanos que toman decisiones subjetivas.

A pesar de tener detractores en futbolistas profesionales en activo y retirados como es el caso de Rivaldo, el uso de la tecnología seguirá en vigencia quién sabe cuanto tiempo, tal vez eternamente. Hay que tener conciencia de que para que el fútbol sudamericano pueda competir y ganar mundiales de fútbol, cosa que a nivel de selecciones no pasa desde 2002, debe imperiosamente mejorar en la aplicación de la tecnología, caso contrario, llegarán muchos equipos sudamericanos en la desventaja de competir con un sistema tecnológico en mínimos, contra equipos europeos acostumbrados y con uso desarrollado de la tecnología aplicado al juego.

En resumen: los europeos estarán más acostumbrados y podrán jugar mejor el juego en el que se ha convertido el fútbol profesional desde la introducción de la tecnología, la tradicional picaresca o viveza criolla latinoamericana no servirá para nada, solo para ganarnos y engañarnos entre nosotros. Si todo sigue igual, cada país organizador será el favorito para ganar la Copa América, siempre que tenga el suficiente peso político y futbolístico, mientras tanto los Europeos seguirán turnándose para alzar cada cuatro años la Copa del Mundo mientras los sudamericanos nos preguntamos ¿Por qué Alemania le hizo 4 a Argentina en 2010 y fue capaz de meterle 7 a Brasil en 2018?

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