Ir a Valencia, para mí siempre será volver a Valencia. Significa regresar al puerto en el que anclé tiempo atrás, en donde terminé de criarme y de donde eternamente una parte de mi ser siempre será.
El tiempo y el paisaje con el intenso sol deciden mostrarse vivos, en sus espacios públicos, reciclando colores y mensajes en sus muros, paredes, puertas, y otros lienzos públicos de gran formato, los artistas urbanos ofrecen obras de arte a quien sabe mirar hacia el costado y encontrar pellizcos de luz que prendan su expresión, que interpreten sus reivindicaciones sociales, que busquen entender sus reivindicaciones estéticas, sus causas y los derechos por los que luchan y los inspiran.
Aparqué el auto cerca de la Torre de Quart, evité tener que dejarme por lo menos 20 euros en un aparcamiento público, y en la calle en zona paga y con la inestimable colaboración del gorrilas, quien también se llevó su pequeña tajada por su dirección técnica en el pago efectivo del parquímetro, bajo un sol inclemente quedó el vehículo. De ahí caminando al centro, primero cruzando calle Colón, para luego callejear por recovecos hasta llegar a mi destino en un restaurante junto al Ayuntamiento.
El siguiente es el resultado de los símbolos, pintadas, obras de arte, portales y códigos escritos en las paredes y espacios públicos de una parte del centro de una ciudad que canta, habla y grita a través de sus paredes…





















































































