“Ganamos”, “campeones del Giro de Italia…”,“vamos Ecuador, ganamos”, en plural y sin rubor, con alegría verdadera por el triunfo de un compatriota, subidos todos a la camioneta, o mejor dicho a los vagones de la alegría de Richard Carapaz, La Locomotora del Carchi, ese menudito nativo del caserío La Playa, quien en la meta final de Verona, posaba con su Maglia Rosa y su cara de buenazo, ante todos los flashs y lentes que lo retrataban mientras disfrutaba haber ganado su primera Vuelta Grande del ciclismo de ruta: el Giro d´Italia. Hasta al presidente Lenin Moreno, quien tiempo atrás declaraba que a los deportistas que traen malas noticias daban “ganas de matarlos”, lo habían sentado sus asesores frente a una pantalla gigante en un espacio público para que vea la buena nueva.
Pero ¿ganamos? o ¿ganó e hizo feliz al pueblo ecuatoriano? Son dos cosas diametralmente distintas, así suenen parecidas. Seguro que el apoyo de todo un pueblo te hacen más fuerte y la buena energía suma para acercarte a la meta, pero ¿es un triunfo del deporte ecuatoriano? o ¿es un triunfo de un ecuatoriano que supo sobreponerse a las limitaciones del Ecuador?
Ya con Carapaz acaparando todas las expectativas en el Ecuador y entre los seguidores del mundo del ciclismo en el mundo, luego de que el hombre del Movistar Team español ya estuviera en posesión por cinco días consecutivos de la Maglia Rosa, un programa radial vespertino de variedades de RNE entrevistaba a la vasca Iosune Murillo, la entrenadora de Richard Carapaz. La entrevista era antecedida por un corte de audio con el emocionado relato de la jornada de una radio colombiana que sentía como propio el triunfo de Carapaz. “Pone la piel de gallina la narración del relator colombiano, y aunque Carapaz es ecuatoriano, se formó y desarrolló como ciclista en Colombia, por los que como se puede escuchar ellos lo sienten como propio al triunfo del hombre del Movistar Team” cerraba la introducción la conductora del espacio y me dejaba preguntándome ¿Y entonces Ecuador qué pinta en esto para hablar en plural?
Mi colega y amigo Galo Vallejo Espinosa, un apasionado de la crónica ciclística y alguien que, me consta, desde hace algunos años creía que algún día podía pasar lo que finalmente sucedió con un talento del ciclismo ecuatoriano, en su texto El profeta destinado a irse, publicado en la revista ecuatoriana Mundo Diners, relató con detalle y rigor los pasos que siguió el hoy mundialmente famoso Richard Carapaz, nativo del caserío La Playa (Parroquia El Carmelo) en el límite entre Carchi y la amazónica provincia de Sucumbíos, a escasos kilómetros de Colombia, para convertirse en ganador de una etapa de las Grandes Vueltas (denominación que reciben las tres pruebas de ciclismo de ruta por etapas de tres semanas de duración: el Tour de Francia, el Giro de Italia y la Vuelta a España). “En el hipotético caso de que hubiera resuelto quedarse (en Ecuador), no sabría qué decir… ¿haciendo qué?” se pregunta y contesta el cronista sobre la decisión del ciclista del Carchi de forjarse un futuro en el ciclismo fuera del Ecuador.
Cuando era joven recuerdo cuando Andrés Gómez le ganó la final del Roland Garros a André Agassi, coincidió con el Mundial de fútbol de la FIFA de Italia 90, por lo que a pesar de ser hasta ese entonces el logro más importante de la historia del deporte ecuatoriano y pese a que la Selección de Fútbol del Ecuador no clasificó a ese torneo, toda la cobertura y esfuerzos de la prensa ecuatoriana, salvo excepcionales casos como Vito Muñoz y pocos más, quienes entendieron el momento histórico y se desplazaron desde Italia a París a ver la consagración en un Grand Slam del Zurdo de Oro, todo era fútbol. Luego vino en el 96´la medalla de oro en un juego Olímpico de Jefferson Pérez, de la nada, pocos de la prensa sabían de las posibilidades de Pérez, quien había sido ya campeón mundial juvenil de marcha en Seúl en el 92, también recuerdo que Vito estaba presente en el estadio de Atlanta narrando el segundo hito de la historia del deporte ecuatoriano.
Luego que Pérez ganase la medalla de oro, me molestaban las quejas del cuencano, quien constantemente daba a entender que ganó la medalla a pesar de las limitaciones estructurales y deportivas del Ecuador, y no gracias al apoyo del Ecuador. Insistía Pérez que siempre competía en desventaja con sus contendientes de élite, era, y sigue siendo, crítico sobre la estructura de desarrollo deportivo del Ecuador. 20 años después por fin entendí a Pérez y comprendí lo que quería decir: hay talento en muchos campos del deporte, pero la estructura deportiva, tanto legal, como en sistema de becas, incentivos y posibilidades que los deportistas se dediquen íntegramente a una determinada actividad, están muy por debajo de nuestros países vecinos y el resultado en los medallero corresponden directamente el lugar en el que Ecuador se halla en cuanto al desarrollo deportivo en todos los ámbitos. Los políticos tienen trabajo y parece que no se dan por enterados.
Hace un par de años atrás, en un programa radial deportivo que es uno de los líderes en el país en cuanto a audiencia, el director, un líder de opinión respetado por su faceta empresarial, dirigencial y periodística, retaba a uno de sus colaboradores que intentaba hablar diez minutos de otra cosa que no fuera fútbol. “A mí no me gusta hablar de otros deportes, son todos malísimos, salvo Pérez y Gómez el resto no tienen espacio en mi programa, para qué vamos a hablar de perdedores, apúrese que aquí hablamos de fútbol” decía en tono sobrador. Y no hay problema en que decididamente se hable solo de fútbol, porque es lo más comercial y hasta electoral, me atrevo a decir, el problema es que si se basa en en el criterio de perdedores, casi nadie podría hablar, solo la Liga de Quito, el fallecido Alberto Spencer, Antonio Valencia (por lo hecho en Manchester United no por la selección), tal vez Edison Méndez por lo hecho en Holanda, un puñado de jugadores que han destacado en el futbol mexicano (una liga menor en el panorama internacional), un campeonato panamericano de futbol (amateur), y últimamente un campeonato sudamericano masculino Sub 20, y, pare de contar. Una gota de arena en el universo, ni más, ni menos.
¿Pero por qué el fútbol lo acapara todo o casi todo, si tampoco es una historia de éxito continuo? Por fines comerciales primero, es lo que vende y lo que está en el debate público de todos los espacios. Creo que una de las cosas que realmente nos unen e identifican como ecuatorianos es el fútbol, la complicidad entre hinchas y la rivalidad con los vecinos, eso que se ha definido como folklore y que nos hace gastar muchas palabras, risas, amarguras, pero que sobre todo nos hace compartir espectro. El otro motivo es electoral, el fútbol lo inunda todo y con una ley electoral que controla la inversión publicitaria de los partidos políticos, las figuras populares están en efervescencia. El futbol tiene para prestar y regalar personajes a raudales a la política, por eso los casos de prefectos, alcaldes, diputados y otras dignidades, cada vez son menos anecdóticos y más un camino claro hacia una dignidad popular.
¿Tiene responsabilidad el periodismo en el poco desarrollo deportivo en el Ecuador? Sí, rotundamente. Citando nuevamente a Galo Vallejo, la omisión de la prensa a otros deportes ha sido inmensa, yo le agregaría, descarada y hasta artera. Si se diese más espacio y difusión a talentos emergentes, la consecuencia lógica de la inversión privada en promoción de estos nuevos valores sería lógica y exponencial. El mea culpa lo debemos hacer todos, empezando por uno mismo. Desde hace un lustro fundamos junto a un grupo de comunicadores la plataforma digital Golazo.online, un nativo digital especializado en futbol, política y cultura. ¿Somos parte de la omisión, es decir del problema? En parte sí, porque únicamente nos centramos en el omnipresente fútbol; por otra parte no, porque cual parias, nos centramos en analizar al fútbol, sus causas y consecuencias, como un fenómeno que requiere mayor profundidad de análisis del que comúnmente tiene. Para ponerlo en claro, no vivimos del pan y circo, si no que intentamos saber los por qué y para qué ese pan y circo. Si logramos conocer las causas, tal vez podamos descubrir caminos para mejorar.
En Loja, mi ciudad natal, un personaje surgido del Ecuavoley es actualmente uno de los políticos con mayor proyección y capital político, lo que invita a pensar en que no solo del fútbol surgirán personajes dispuestos a proyectarse a la política, esos casos con seguridad se repetirán en otras latitudes y en otros deportes. En vez de un problema puede que sea una posibilidad esperanzadora, siempre y cuando esos nuevos políticos entiendan que su rol y la esperanza de sus votantes están en que estos sean capaces de construir nuevas realidades y no en repetir viciosamente las de sus antecesores, es decir, que lleguen a los puestos de poder para cambiar las estructuras que incentivan las omisiones, y no en llegar al poder para que las viejas estructuras los acomoden a ellos en una posición privilegiada y se olviden que la vaca alguna vez fue ternera.
Veo con una mezcla de asombro y tristeza como en una declaración realizada tiempo atrás a que Carapaz realizase su gesta, el actual presidente del Ecuador, el licenciado Lenin Moreno Garcés, quien centra su discurso en criticar al gobierno que lo antecedió, es decir a criticarse, porque parece que a muchos, principalmente a él, se le olvida que fue muchos años vicepresidente y el resto de años no dejo de mamar de la teta mientras miraba para otro lado o participaba del reparto (eso está aún por dilucidarse), dice en una desafortunada declaración que en Ecuador se construyeron cuatro centros de alto rendimiento y que no sirven para nada. Además de la queja, podría dedicar esfuerzos, él y los responsables específicos, además por supuesto de fiscalizar y bravuconear, para hacer funcionar bien y sacarles partido a esos centros. Bien está la queja ante el espolio, pero además tienen la obligación de trabajar en soluciones, para eso los eligieron.
De la miseria, de la tragedia o de la falta de oportunidades, los cracks saben construir oportunidades, forjar gestas, eso le enseñó Carapaz al Ecuador, talento hay, no será el único Richard, lo que falta es creer y trabajar para generar las condiciones para que los futuros cracks de diversas disciplinas ganen gracias al aporte del Ecuador y no a pesar de las limitaciones que impone el Ecuador.