OPINIÓN: ¿Pensar y alentar? o ¿putear y agredir? El dilema del hincha ecuatoriano

Como muchos ecuatorianos y latinoamericanos (hombres y mujeres sin distinción) crecí en un ambiente familiar en el que uno de los principales temas de conversación siempre fue el fútbol: local, internacional o mundial. Mis primeros recuerdos se recaban al Campeonato Mundial del 82. Cerca de cumplir 5 años, me acuerdo estar llenando el álbum de cromos de Panini cuando vi salir a mi papá y a un par de tíos de una habitación de la vieja casa de mi abuelo en el centro de Loja, en la que estaba la única TV a color Trinitron Sony, lamentándose y al borde del llanto por la eliminación de la Canarinha de Tele Santana en manos del “Bambino de Oro” Paolo Rossi y su escuadra Azurra que luego se quedaría con el título de Campeón del Mundo en España 82.

Citando a la Mafalda de Quino, mis primeros títulos en esta vida fueron los de “hijo, nieto y primo”; luego fui un estudiante de pre-escolar y a esa edad mis primos y familia me hicieron entender que ya llevaba 5 años siendo hincha de un equipo. Sin saberlo resulta que cuando nací había venido al mundo ya con el título de “Hincha de Emelec”, simplemente la titulación estaba esperando que tuviese propia conciencia para que de ahí en adelante  yo la ejerciese.

Mientras fui estudiante de jardín de infantes, de escuela, de colegio, de universidad y en mi vida profesional, el título de hincha siempre me acompañó, no me aparté del ejercicio en ningún momento. Claro, me gustaba tanto el fútbol que me decidí por estudiar periodismo y especializarme en deportes con el fin de hacer una de las cosas que más me han gustado en la vida: vivir viendo, analizando,  jugando y respirando fútbol. Sería un mentiroso del calibre del famosos muñeco de madera hijo del carpintero Geppetto, si digo que luego de estudiar deontología y ética periodística me pude despejar de la pasión hacia el equipo del que soy aficionado desde antes de nacer y me convertí en  un periodista objetivo. Mis colegas profesionales y compañeros de aulas, al igual que yo, saben en su fuero interno que si uno se metió en esto es porque vivimos esa pasión que nos permite sufrir, gozar, identificarnos, pensar, evadirnos de los problemas cotidianos y ser parte de un pensamiento comunitario colectivo que  nos da el ser hincha de un equipo de fútbol.

Aclarar que el tema de la objetividad me tiene sin ningún cuidado, porque quien ha ejercido esta profesión sabe que toda la carga emocional, experimental, sentimental , social, ideológica y  educativa hace que en el ejercicio de nuestra profesión resulte imposible despojarnos de lo que somos para mirar las cosas con objetividad. Al respecto Rosten en su libro  “Los Corresponsales de Washington” era lapidario con su frase: “la objetividad no es más viable en el periodismo que en los sueños”. Más claro, la objetividad para mi como para muchos teóricos y críticos del periodismo objetivo, no existe. Puede existir la imparcialidad, y es algo a lo que debemos aspirar quienes ejercemos el periodismo: por ejemplo una mano intencional dentro del área es penal sea a favor o en contra y la pasión no debe cegarnos, eso es diferente. Pero por favor lectores, ya es hora de dejar de creer en cuentos de hadas y  de sacarnos la careta, de pensar que quienes estamos inmersos en los medios debemos  siempre ser “objetivos”,  sería pedirnos no ser humanos y es además exigir al comunicador una actitud mogijata .

Respecto a los insultos en el fútbol, recuerdo que en mis primeras visitas a la capital ecuatoriana con unos 7 años asistí al estadio “Olímpico” Atahualpa a ver un doblete en el que jugaba el Deportivo Quito vs. El extinto Filanbanco; y en segundo turno  la Liga de Quito recibía a la “Capira” portovejense. Lo que más me impactó era que todos, incluido mi papá y tíos, teníamos licencia para putear. Lo que no estaba permitido en casa ni por asomo, que era el decir malas palabras, so pena de castigo sin juegos o días sin TV, increíblemente en el estadio era totalmente consentido. “¿Por qué acá en el estadio se puede decir “malas palabras”  y en la casa no?” inquirí a mi mamá. “Porque acá tienes 90 minutos para poder hacer lo que no se puede afuera,  ni en casa,  puedes desfogar las ganas de insultar que acumulas durante la semana,  así que aprovéchalos” me dijo. Desde ese momento pedía que por favor me lleven o me dejen siempre en el estadio, juegue quien juegue, en la ciudad donde esté, mejor de ser posible solo o con mis primos. Puteaba que daba gusto, me miraban los señores mayores como diciendo “que niño para patán”,  salía del estadio y sabía que hasta el “chucha” se debía  convertir en “chuta” y volvía a ser un niño totalmente normal.

Pero los discursos  y actitudes no por ser predominantes  y vigentes son legítimos y válidos, y el periodista tiene la obligación de criticarlos cuando son ofensivos o vejatorios. Con 9 años asistí  por primera vez a la Bombonera, el mítico estadio del barrio de la Boca de Buenos Aires, Argentina. La hinchada local cantaba y se jactaba de ser “la mitad más uno, el pueblo y el carnaval”, canto al que xenófobamente respondía la hinchada visitante del “Rojo” de Avellaneda, utilizando el mismo ritmo y tonadilla para contrarrestar con un: “son la mitad más uno, son de Bolivia y Paraguay, yo a veces me pregunto che negro sucio si te bañás”.  En mi interior pensaba, que feo ser paraguayo, que feo ser negro, que feo ser “Bolita”, menos mal que soy ecuatoriano. Como si hubiera diferencia. Luego crecí muchos años con el discurso homofóbico que nos hacía sentir más “machos” cuando cantábamos al equipo que fuera, por ejemplo a River : “Las gallinas son todos putos, las gallinas son todos putos…”.   Yo como el resto  de hinchas me creía “machazo” y hasta importante por ser un poquito menos negro que otros. No era más que un idiota de peso lo confieso.

Fue muy difícil discernir o encontrar el límite entre lo que es el folclore, la chicana o  la burla contra el rival; y la  agresión  psicológica, física o verbal. Es una línea muy delgada que aún hoy me cuesta diferenciar, sin embargo una vez viendo un programa deportivo en Buenos Aires encontré la exposición coherente del periodista argentino Gonzalo Bonadeo, quien en su editorial exponía que quien va a la cancha a insultar a los jugadores y a los hinchas del equipo contrincante es un enfermo social y un frustrado que va a descargar su ira en un espacio que no es para eso. Preguntaba el popular “Gordo” ¿qué  te  parecería tener a una banda de salvajes gritándote al oído: puto, concha de tu madre, hijo de puta y otras linduras mientras estás trabajando en una panadería, escribiendo en un periódico, conduciendo un taxi o desarrollando  cualquier actividad profesional?  ¿Qué tal si te vas a la iglesia católica y pasa un evangelista y te insulta a los cuatro mares porque no vas a la iglesia que va él? ¿Qué tal si porque a vos te gusta un color y a tu vecino otro, viene el vecino a tu patio insulta a tu madre  y si le respondes te clava un cuchillo en la barriga? No pedimos que baje la pasión, ni que se cese ni el aliento, ni el color del graderío, ni que se apague el ritual, ni el ingenio. Nos encanta el fervor sudamericano, el mundo sonoro que abarca, por algo en otros continentes suspiran con ver un clásico en Latinoamérica, o un simple partido; lo que si abogamos es por el cese a la agresión gratuita y el insulto como instrumento constante de expresión y de disimulo de la incapacidad de pensar.

En Golazo.ec apostamos por un periodismo analítico, en el que los hinchas o aficionados, puedan expresar su sentir y se den un segundo para parar la pelota  y  pensar. Sería facilísimo ser aduladores de las victorias e inquisidores en las derrotas, subirnos a la camioneta cuando las cosas van bien y bajarnos de la misma cuando se viene el aguacero. Sería aún mas facilista dedicarnos a putear y a validar discursos violentos, homofóbicos  y machistas, pero si quiere encontrar eso, señor lector le recomendamos que deje este espacio porque va a perder su tiempo.

Hemos utilizado la página de Golazo.ec de Facebook para preguntar a nuestros lectores ¿Qué opinión tienes sobre el hincha o aficionado al fútbol en el Ecuador? Hemos tenido gran cantidad de respuestas. Han habido aficionados que se han dado el tiempo de cavilar y de ser críticos tanto con el sector de los hinchas como del periodismo deportivo; hay otros que a manera de insulto han utilizado la misoginia y el machismo para según ellos reírse de nuestra propuesta. Si de algo estamos seguros en nuestro ejercicio es que el fútbol es un reflejo de nuestra sociedad, ni más ni menos: hay quien piensa que putear es más de “machotes” y que pensar es para blandos o “maricones” o  de “mujeres metidos en el cuerpo de un hombre”; hay quienes piensan que es indispensable usar la cabeza para hacer más cosas que ponerse una gorra o peinarse con gel; hay algunos que creen que el hincha no puede pensar ni razonar que eso es para el periodismo, y hay otros que piensan que es urgente que el hincha razone para salir del pozo y la vorágine de violencia en la que periodismo, afición y dirigencia nos hemos metido.

A continuación exponemos el criterio de varios comunicadores, aficionados o hinchas, hombres y mujeres, que residen en diversos puntos geográficos del Ecuador, quienes en lugar de agredir y putear, algo que es muy fácil de hacer y que sabemos todos desde que tenemos unos 5 años, han decidido darse un tiempo, “hacer la pausa” que se llama en el fútbol, para a partir de sus sentimientos, convicciones y  sensaciones, crear y exponer su opinión sobre el hincha o aficionado al fútbol en el Ecuador.

Sol Muñoz A., hincha de Universidad Católica

El hincha ecuatoriano, sea del equipo que sea, en términos generales es novelero y resultadista. Si el equipo va bien, ganando y en la parte alta de la tabla, va al estadio, si no, no. El hincha se cree con derecho a insultar y cuestionar a los jugadores, técnicos, árbitros, y si puede pegarles, lo hará. También hay muchos que son pura boca, insultan desde las gradas pero en un cara a cara, calladitos se quedan.

El hincha ecuatoriano es apasionado, por eso en muchos hogares de este país está prohibido hablar de fútbol y así evitar conflictos. Es apasionado pero no es fiel, no está igual en las buenas que en las malas.

El hincha ecuatoriano siempre es hincha «del mejor equipo del mundo»,  o sea, el suyo!

Andrés Marín, hincha de Sociedad Deportiva Aucas

En mi vivencia en sitio, la hinchada de mi equipo Aucas, es muy sensible y muy leal, a pesar de la situación en la que se encuentre el equipo, tiene su grupo de asistentes que lo apoyan como local, entre los que me incluyo con mi hijo, permanentemente, con un promedio de 3000 personas cada fin de semana, número que sí considero importante si comparamos con lo que ocurre con otros equipos de la misma localidad, que en  muchos partidos tienen bajísima asistencia. Adicional la hinchada genera novedad y atractivo, que es lo que ha pasado con mi hijo, que a pesar de no haber conseguido un logro importante el equipo a nivel profesional, genera una efervescencia contagiosa por la manera sentida con la que se le apoya.

Miguel Vásconez, hincha  de Sociedad Deportivo Quito

El hincha Ecuatoriano en su mayoría es un hincha resultadista, podría decirse novelero, son pocos los hinchas que van semana a semana sin importar los resultados solamente por el sentimiento.

El hincha ecuatoriano es eufórico y demuestra su estado de animo en el estadio.

Pablo Encalada Hidalgo, hincha de Barcelona S.C.

El hincha ecuatoriano no puede ser otra cosa que un reflejo de lo que somos en nuestra sociedad. Gente que si bien siente pasión por su equipo, es también falto de compromiso. Exigimos demasiado, resultados, títulos; sin embargo poco colaboramos, no vamos al estadio, ni nos asociamos a nuestro club.

El hincha ecuatoriano es aún sano, amateur, que siente la camiseta de su equipo, cuya esperanza se renueva domingo a domingo, y no necesariamente está dispuesto a “matar o morir” por sus colores; aquellos casos de violencia que son un lastre para nuestro fútbol son  todavía, afortunadamente, excepcionales, y en todos está erradicar ese cáncer del fútbol que es la violencia en los estadios, empezando por ejemplo por dejar de cantar esas barras violentas, homofóbicas, racistas o sexistas.

El hincha ecuatoriano viste orgullosamente su camiseta y se abraza con los suyos, pero también está dispuesto a cargar al rival y luego tomarse una cerveza y abrazarse con él. No es raro ver parejas o grupos de amigos en el estadio con camisetas de los dos equipos que se enfrentan.

Ernesto Guerrero Ullauri, hincha del C.S. Emelec

Depende del equipo, el del Quito es fiel, igual que el del Emelec, el de Barcelona es exitista, igual que el de la Liga, que además es mal agradecido. Todas las barras bravas Incluida la del Emelec, son formadas por gente de lo peor y se debería hacer algo para erradicarlas y no apoyarlas.

Es un aficionado en general un poco ignorante respecto al conocimiento del fútbol. Pero lo peor son los periodistas deportivos, con cien palabras, se podría hacer toda las frases que diariamente repiten los periodistas y sus entrevistados son de un nivel pobrísimo.

Sybel Ontaneda Andrade, Comunicador  hincha de la Liga de Loja y Barcelona

 El hincha del futbol en el Ecuador tiene un desenvolvimiento aceptable, vive los partidos con euforia, pasión y alegría. No obstante han existido hechos aislados con barras identificadas con Liga de Quito, Barcelona y Emelec, porque considero que el fanatismo se apodera de ciertos personas que confunden la emoción con la violencia. Estamos a tiempo de erradicar estos brotes mínimos provocados por ciertas personas que no deben llamarse hinchas, manteniendo y fortaleciendo una cultura civilizada, propia de un país que cada vez el fútbol se torna en una sana distracción y la manera de elevar nuestra autoestima; e ahí el gran reto para la dirigencias y periodismos deportivo.

César León Armijos, Hincha del C.S. Emelec

Considero que el aficionado ecuatoriano cambió en los últimos años. Situaciones históricas como el hecho de haber clasificado a varias copas del mundo , fortalecieron el fanatismo. Mi abuelo decía: “moriré sin ver a Ecuador en un mundial”, acostumbrado siempre a los fracasos del Ecuador en década de 60-70-80s, y resulta que ahora ya tiene 96 años y ya lo ha visto 3 veces clasificado a una Copa del Mundo.

Adicionalmente hay un fenómeno que ha influenciado mucho el fanatismo del hincha ecuatoriano y esto es la influencia del cono sur, influencias directas de barras de Argentina, Uruguay y Chile, de una u otra manera han enriquecido la cultura del hincha , ahora nuestras barras son más organizadas que hace 20 años, quieren imitar ciertas costumbres y cánticos… y está bien, aunque se debería ser un poco más original… A Brasil no lo meto porque su cultura y su propio idioma hace que sean diferentes al resto de países de América Latina .

Finalmente y sin tratar de ser fanático , consideró a la barra del CSE es la mejor del Ecuador en términos de fidelidad por los colores de la institución. El hincha de Emelec ama a su equipo, lo acompaña siempre donde vaya. Barcelona no necesita llevar hinchada  porque donde sea que juegue tiene miles de hinchas. Emelec no es así , aunque tiene una hinchada considerable en Quito y demás lugares de la sierra, sin embargo es su hinchada que lo acompaña donde vaya e incluso fuera del país, con excepción de Manabí que ha sido y es una provincia totalmente emelecista donde históricamente Emelec dio 3 vueltas olímpicas…

Marcia Villafuerte, Comunicadora e hincha de Sociedad Deportivo Quito

Hay que diferenciar al aficionado del hincha de fútbol. Mientras el primero es un simpatizante, que no conoce mucho sobre el fútbol como tal y un equipo determinado, el hincha es una persona más involucrada en la temática deportiva y su equipo de corazón.

Una de las cualidades del hincha es que vive el fútbol dentro y fuera del estadio, lo que le permite tener una idea más amplia de lo que viven la dirigencia, los jugadores y hasta el resto de la hinchada de tal o cual equipo.

Pero también el hincha se deja llevar por la pasión, la que muchas veces quiere imponerse con violencia, lo que es un absurdo y empaña la belleza del fútbol.

Hincha es corazón en las buenas y en las malas. Hincha es memoria e historia. Hinchas pocos, turistas y noveleros muchos!

Carlos Samaniego, hincha de Liga Deportiva Universitaria de Quito

El hincha de fútbol en Ecuador es mayoritariamente un mero espectador de partidos (solo de su equipo favorito porque ver un partido de otro no tiene sentido y menos del archirival), con muy poca capacidad de análisis y menos con dominio de conceptos sobre técnica o táctica. Es un seguidor resultadista por excelencia y vive tanto o más de las derrotas de los rivales a los cuales odia a muerte, que de las glorias de su propio equipo.  Es lamentablemente un hincha sin cultura, tipos que rayan en fanatismo sin fundamentos, más pesa el odio por los rivales y lo que estos representan (clase social «superior», regionalismo, inversiones, historia) que lo que su equipo pueda rendir en un campo de juego.  Ahora el sentir de la gente entorno al futbol y sus resultados son fácilmente registrables a través de las RRSS las cuales acogen a una estampida de reprimidos que lejos de apreciar el futbol como un juego, con sus atractivos y emociones, lo utilizan de pretexto para descargar toda la basura de una sociedad en decadencia. Una pena para los que de verdad seguimos viendo al futbol como un juego, amalgama de talento y pundonor, a pesar que hace rato dejo de ser juego para convertirse en negocio.

Javier Auqui, hincha del Barcelona S.C.

El hincha ecuatoriano el es que más sufre en las gradas cuando su equipo va perdiendo o necesita sacar un buen resultado, se vuelve DT cuando las cosas no van bien y es un analizador del partido en cuanto a las variantes que se puede hacer para mejorar el rendimiento. El verdadero hincha ecuatoriano asiste al estadio para apoyar a su equipo y para sacar el estrés del trabajo.

Sebastián Valdivieso Vega, hincha de Liga Deportiva Universitaria de Quito

Yo pienso que la naturaleza del hincha ecuatoriano no es violenta. Sin embargo, también pienso que las barras o hinchadas, como en cualquier parte del mundo puede acoger a grupos o individuos violentos. Desadaptados que encuentran en estos grupos un refugio para desatar sus comportamientos antisociales.

En este contexto, tal como ha pasado en otros países, es responsabilidad de quienes organizan estas barras o hinchadas, conjuntamente con los clubes y sobre todo los órganos de seguridad y el sistema judicial, establecer mecanismos para evitar que estos individuos y grupos penetren en el deporte y lo contaminen con su violencia.

Juan E. Guerrero, hincha del C.S. Emelec

El hincha ecuatoriano nació perdedor , casi como el pecado original, nacimos con la derrota como parte de nuestra existencia misma, con el pasado pegado a las espaldas, nos tomó 72 años en llegar a un mundial, 46 años una copa libertadores y sólo una, ni una sola Copa América en casi 100 años de competencia de la misma. Se puede decir que el hincha ecuatoriano está mas familiarizado con las derrotas que con los triunfos claramente, a todo nivel, selección y equipos locales .

Siempre nuestros jugadores herederos de esta historia casi de manera heroica han ido , como soldados a la guerra sin importarles los resultados anteriores, siempre queriendo ganar, siempre queriendo dejar en alto nuestro país o los colores de nuestros queridos equipos, aunque así en la mayoría de veces les tocó volver con una derrota y como por ejemplo la clásica bienvenida “jugamos como nunca y perdimos como siempre“ de su hinchada. El instinto natural del jugador es querer ganar siempre, pero  ¿cuál es el instinto natural del hincha ? ¿querer ganar siempre así casi siempre haya perdido? ¿sentirse responsable de la derrota de su equipo ? ¿apoyar? ¿insultar? ¿agredir al hincha del equipo contrario?

Creo que para respondernos esas preguntas tendríamos que pensar mucho hasta llegar a descubrir que el instinto del hincha es ser hincha porque ve en el equipo algo o mucho de sí mismo, se identifica con la filosofía, con la historia, con el barrio, incluso con la política y con cosas de las que somos parte a través de nuestras propias vidas, es así que el hincha no puede separase de ese sentimiento porque es parte de él. El equipo es parte de su vida, como los viejos “hinchas” del futbol  maya que tenían que ver como sus seres queridos al perder serían decapitados. Yo no encuentro un motivo mas poderoso que ese para ser hincha en ese momento de tu familiar o amigo maya o para que de ahí nazca “ el hincha “, de ahí nace el hincha y su identificación son casi su vida misma .Es así como el hincha ecuatoriano no se diferencia en su sentimiento con ninguna hincha del mundo, ganador o perdedor , lo que si nos diferencia a los demás hinchas son nuestras costumbres como gentes y como reaccionamos a las perdidas y a las derrotas, pero eso ya no es futbol , es evolución de cultura y sociedad y ahí no dependemos de nuestros equipos o selección o de nadie sino de nosotros mismos para cambiar el triunfalismo desmedido , o la violencia en las barras , o la envidia del perdedor , o la soberbia del ganador , pero vuelvo a decir , eso ya no es futbol es otra cosa .

Jimmy Cruz, hincha de Sociedad Deportivo Quito

En Ecuador existen simpatizantes, hinchas propiamente no, son como se dice «un sólo hervor» se visten cono los colores y se pintan la cara cuando estas en algo internacional o jugando una final, el resto del año no importa. El simpatizante ecuatoriano cree que el insulto, la cuchillada o el bandalismo hacen fuerte a tu equipo o al menos busca tener respeto, nada mas alejado de la realidad. En resumen en Ecuador no existe el hincha!

Andrés Luna Montalvo, Periodista Deportivo

Al hincha y al aficionado los dividiría en dos grupos:

1.- Al aficionado al fútbol (la gran mayoría) lo calificaría como un “espectador pasivo”. No es un sujeto vinculado al quehacer de su equipo, que le exija a la prensa informes diarios de los entrenamientos (hablo del entrenamiento, no de conflictos amarillistas de camerino), y ni siquiera es un devoto para asistir al estadio. Se trata de un personaje cuya principal función es entretenerse y tener un campo de inclusión social: ser hincha para tener de que conversar con el colectivo.

2.- El hincha es un grupo minoritario, relativamente juvenil, que está al día de su equipo y pelea en las redes sociales por su camiseta. Va al estadio mientras más joven es y deja de asistir mientras va madurando porque ir al estadio es una actividad para jóvenes, para barras, para quienes están dispuestos a enfrentarse con los del otro bando o someterse a una “corrida”. El hincha adulto prefiere ir a partidos de “bajo riesgo”, prefiere ahorrar porque hay otros espacios de entretenimiento (el parque, el mall, la misa, el cine…). Los hinchas son una minoría y que el mayor promedio de asistencias del 2015 lo tenga Liga de Quito con 11.000 aficionados aproximadamente por partido, es reflejo de aquello.

Gonzalo Bravo, hincha del Barcelona S.C.

Personalmente creo que el hincha en el Ecuador es un poco inmaduro y novelero. Por cuanto su apoyo al equipo depende de los resultados que tenga su cuadro.

El verdadero hincha quiere ver a su equipo en las buenas en las malas en la cancha que sea. Ejemplo El Nacional,  sus hinchas prefieren ir a ver otros equipos como al Auquitas y no apoyan a su equipo.  En Argentina tu verás que los hinchas de los 5 grandes siempre están allí, peleando la punta o el descenso.

En definitiva, en Ecuador hay pocos hinchas. Hay más aficionados. Los primeros gozan disfrutan sufren y lloran, los segundos solo quieren disfrutar cuando el equipo anda bien. Los primeros leen un partido los segundos se quejan y comen empanadas de morocho.

Alejandro Zavala, Comunicador e hincha de Sociedad Deportivo Quito

Mi opinión sobre el hincha ecuatoriano tiene 3 enfoques:

1) Hay que partir de la premisa de que el Ecuador no es un país futbolizado a los niveles de Argentina o Brasil, lo que hace que el fútbol no sea una prioridad para la gran mayoría de los ecuatorianos! Las asistencias, el despliegue en medios y redes lo demuestran.

2) El hincha ecuatoriano es un hincha bastante pasivo en términos generales! Recién hace poco se han formado barras organizadas que son la minoría y que viven el fútbol de pie y alentando los 90 minutos! El hincha de igual manera es más de decir que va por un equipo a hacerlo concreto: todos dicen ser hinchas de unos equipos pero no van a la cancha casi nunca.

3) El hincha tampoco me parece un gran conocedor de la técnica y la táctica, cosa que pasa también en el periodismo deportivo, lo que hace que las discusiones y debates que se arman sean más buen elementales o últimamente agresivos e insultantes! Me parece que estamos a años luz como hinchas de países de Latinoamérica o Europa donde se vive el fútbol de manera más intensa! Eso!

Christian Yerovi Santos, hincha de el Club Deportivo El Nacional

Para mi el aficionado en el Ecuador , en general es muy bueno, tiene amor por sus equipos, acompaña al equipo, vive los partidos de su equipo como propio . Pero también tiene fallas , es resultadista ( si su equipo perdió no va y si esta en buena racha llena el estadio) y lo q más me molesta como hincha es que no gritan todo el partido, se quedan callados gran parte del partido.

Andrés Astudillo Cueva, hincha de Sociedad Deportivo Quito

Yo opino que el hincha del fútbol en Ecuador es ante todo resultadista (por no decir novelero) y me incluyo en ese análisis.

Solamente vamos al estadio cuando el equipo está ganando, está en racha, pero cuando está mal, nos retiramos.

Hay cierta ceguera futbolística, por ejemplo el otro día: el Toluca fue inmensamente superior a Liga, pero los liguistas hablan de que su equipo no jugó a nada. Se invisibiliza al rival, y esto es parte del fútbol, nunca le voy a echar flores a la Liga siendo del Quito.

Somos hinchas del resultado y siempre vemos de lejos el buen fútbol, somos hinchas a lo: “pegue patrón pegue”.

José Luis Almeida, hincha de Sociedad Deportivo Quito

Ecuador es un país en donde no existe hinchada que respalde a sus clubs, la novelería al asistir a acompañar cuando juega la selección, y en ese llenazo a reventar es palpable. Es gracioso escuchar el cántico que se pare el Ecuador, y se para la gente por no saber que cantar, ni como alentar, porque como dije antes, hinchada no existe. Los clubs lo que tienen son fuerzas de choque, pequeños grupos da “malcriaditos” que asisten con la condición de que el club al que dicen amar, les pague su entrada. Esa es la realidad del fútbol ecuatoriano a nivel hinchada.

Andrés Sáenz Torres, hincha de  Uniersidad Católica

Lo primero que se me viene a la mente cuando mencionan a los actuales “hinchas” es una falta absoluta de identidad, son una copia y mala de las barras argentinas, se limitan a copiar las canciones que cantan por allá, cambiarles la en ciertas palabritas y listo, te cantan y te hablan hasta con acento argentino, alguna vez leí en un libro que lamentablemente está en nuestra idiosincrasia el copiar en lugar de crear y lamentablemente somos expertos en copiar lo malo solamente, creo que este fenómeno actual de las famosas barras en nuestro fútbol es ejemplo patético y lamentable de eso. No creo que se pueda hablar de eso como un fenómeno aislado, débil o reciente, al contrario la última vez que fui a Ponceano a ver un partido de la Liga, como aficionado al fútbol, como solíamos hacer antes, fue un Liga vs. Saquisilí, cuando estuvieron en la B y ya en ese tiempo existía una barra organizada que iba cargada con mochilas llenas no sé de qué. Yo al fútbol siempre fui en jean, camiseta y una chompa por si acaso el típico aguacero quiteño, y cantaban una barra que empezaba: “los domingos después de morfar”……bueno que yo recuerde aquí en Ecuador decimos tragar, jamar, echar diente…no morfar…..luego eso se fue extendiendo y ahora es común, ya no oyes cuando vas al estadio las barras típicas de los equipos, que tal vez eran poquitas, simples, pero nuestras, reflejo del ecuatoriano, ahora se oye el “Vamo AKD” por ejemplo más que el  “Y dale Quito dale”.

Entonces era cuestión de no mucho tiempo a que esa copia burda, producto en mi opinión de una falta de identidad, se extienda ya no sólo a las canciones sino al resto de cosas horrorosas que se vive en los estadios de allá, por ejemplo ser “hincha” de un equipo es sinónimo de odiar a todo el resto, el fútbol ya no es un juego sino un campo de batalla en donde sólo mi criterio vale y al otro tengo que humillarlo, corretearlo y si puedo matarlo, así demuestro el “aguante” por mi equipo, y si alguien del otro equipo grita un gol o se mete en mi barra no sólo que tengo el derecho, sino hasta la obligación de agredirlo y mientras más salvaje mejor, porque la culpa es de él por estar donde no tiene derecho a estar.

Lamentablemente todos esos comportamientos en lugar de ser condenados, son festejados y hasta apoyados a nivel prensa, dirigencia etc, entonces los aficionados al fútbol optamos por mejor verlo por TV, porque cuando pasan desgracias la culpa es del agredido no del agresor, fiel reflejo de la sociedad en que vivimos.

Bueno me extendí más de los dos párrafos pero es un tema laaaargo y tortuoso, les felicito por tener una visión diferente de comunicar y está buenísimo que hagan un análisis de este tema. Para terminar, viendo el  Liga vs. Toluca, cuando se acababa el partido daba vergüenza el escuchar el famoso “jugadores la concha de su madre….” No voy a ser más papista que el papa, uno también ha ido al estadio y ha puteado, insultado, la primera ida al estadio era el inicio de un vocabulario florido que iba a ir expandiéndose, no voy a decir si es malo o bueno, pero al menos para putear utilizabas jerga ecuatoriana y acabado el partido te cagabas de la risa, te encontrabas con alguien hincha del otro equipo se jodían mutuamente y san se acabó. Ojo no digo que ir al estadio a cantar sea malo, lindo cantar y apoyar, pero sin perder nuestra identidad y sin olvidarse que él fútbol es un juego.

Arahi Vega, hincha del Club Deportivo El Nacional

Creo que el concepto de hincha en el Ecuador se ha transformado y tergiversado. Ahora, es más «hincha» el más violento, el que más insulta al hincha contrario (sin argumentos deportivos). Se es más hincha mientras más homofóbicos y misóginos sean los comentarios. Y aquel que va al estadio y quiere sentarse a ver el.fútbol es llamado «novelero».

Creo q el hincha ecuatoriano (con algunas excepciones) si es hincha de los resultados.  En cuanto a la selección, cuando la Tri gana todos son orgullosamente ecuatorianos, cuando pierde lo que más abundan son los comentarios racistas.

Esos cambios de hinchada a barra brava creo q han alejado a muchos del estadio, algunos hinchas prefieren ir a otras localidades para evitar problemas… 

Andrés Lasso Ruales, comunicador e hincha de Sociedad Deportivo Quito

Aficionado del fútbol en Ecuador es un término complejo y se divide en muchas aristas. Si bien el hincha ecuatoriano es muy pasional  pero al mismo tiempo muy frío, o sea  es pasional cuando su equipo se encuentra en un gran nivel o es campeón y muy frío en los momentos malos, extremadamente caóticos ahí dejan de acompañar y se desinteresan y se alejan de su clubes.

El problema radica que la mentalidad ecuatoriana que tiende a  siempre estar o querer lo mejor y ganar  sino se gana  no sirve y es desechable, existe mucho complejo de superioridad en nuestro país y eso se refleja en el fútbol, no hay que olvidar  que no deja de ser un juego en él puedes ganar y perder y eso no significa que si se pierde uno se olvida de su club. La mala influencia de México y EEUU han generado ver a este deporte como negocio, moda y una especie esnobismo, el fútbol en Ecuador clasifica, divide y genera un prejuicio, soy un de equipo porque soy de una clase social alta, el concepto en otros países  es una cuestión de identidad.

 Hay de todo como en todas partes, pero  lamentablemente los hinchas ecuatorianos son muy fríos solo utilizan al fútbol para reunirse a beber y pasar bien, no hay una  tradición de sentirse identificado con los colores pocos aficionados son así.

Juan Carlos Gallardo, hincha de la Liga de Portoviejo

El aficionado al fútbol en el Ecuador y concretamente en Portoviejo, es bien llamado «futbolero» porque hace de este deporte su distracción personal principal. La rivalidad entre equipos es para el aficionado ecuatoriano, más que una faceta deportiva, una manifestación social con altísimo sentido de pertenencia. El triunfo del equipo propio se convierte en fuente de buena energía que influye directamente en el vivir diario de la gente…

Paúl Peñaherrera , Golazo.online

No voy a gastar tinta en los violentos. Esos de plano no son hinchas. Hablar de hincha ecuatoriano sería obviar la pluriculturalidad y creer que en Guayaquil se vive el fútbol igual que en Quito. Por eso voy a hablar del hincha quiteño que empezó su andar en el fútbol entre 1970 y 1985.

Al hincha quiteño le encanta el fútbol. Eso no lo hace novelero sino que le permite disfrutar de cualquier partido. Su corazón pertenece a un solo color, pero creció con tripletas y dobletes. Creció viendo fútbol en el Atahualpa con familia y amigos de diferentes hinchadas. Para el hincha quiteño el fútbol es una ceremonia que simboliza familia amigos vida. Existe una identidad del hincha quiteño solo que está en peligro de extinción. 

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